TUS PROPIOS RECURSOS ANTE EL ESTRÉS
Estas últimas semanas he escuchado unas cuantas veces por personas de mi entorno lo que les afecta/estresa pensar en volver a una rutina en la oficina al 80% o al 100%. Parece que la denominada vuelta a la normalidad para algunos no es vista como algo positivo.
Lo que experimentan es falta de motivación, una sensación de bajón, una perspectiva diferente, tensión por la menor flexibilidad para poder organizarse, cierta ansiedad por afrontar la incertidumbre, tensión y mal humor por los atascos, etc..
Los síntomas que resalto en negrita son muy comunes en situaciones de estrés. Quizá te resuenen cuando sientes que tu vida se ha reducido a un excel mental donde la atención y la energía van a organizar el excel con cientos de apartados y controlar que toda la información esté incluida e ir tachando tareas.
Para poder gestionarlo necesitamos desarrollar un nuevo nivel de conciencia sobre:
1.- Los pensamientos que desencadenan la respuesta del estrés.
2.- Las emociones (tuyas o ajenas) que acaban provocando conflictos.
3.- Las señales físicas de que tu cuerpo está sufriendo.
4.- Las conductas que podrían fomentar el estrés y las que te ayudan a relajarte.
La idea, cuando se trata de mindfulness consiste más en explorar la curiosidad por el estrés que en tratar de reducirlo a toda costa. Así que prestamos atención a estos fenómenos para ir comprendiendo cómo funciona la propia mente y la propia gestión del estrés.
Otra de las claves es cómo estás percibiendo ese acontecimiento. No todo el mundo percibe esa vuelta como un factor estresante. Esa situación no es la causa del estrés, sino el grado de credibilidad que se otorga al pensamiento sobre esa situación. El mecanismo del estrés se activa porque de algún modo estás percibiendo y viviendo esa situación como una amenaza que pueda afectar a tu equilibrio.
Ejercicio: La interpretación que haces (consciente o inconsciente) va antes de la sensación física del estrés. Si estás atent@ puedes «pillarte» en tu pensamiento o quizá pillarte en la sensación física. Personalmente, cuando no he pillado el pensamiento me ayuda mucho darme cuenta de la tensión que hay en mi cuerpo. Este factor me informa que algo está pasando.
Cuanto más practicas mindfulness más comprendes que la atención plena no reacciona a lo que ve, sino que simplemente ve y entiende. Es la esencia de la paciencia. Y la aceptación es la esencia de la atención. Si te das un momento y un espacio puedes:
- Anotar o pensar en todo lo que va bien en ese momento. Gratitud.
- Tomar conciencia del riesgo «real» y ver la situación en su conjunto. Es dar un paso atrás y ponerlo en perspectiva.
- Percibir cuando piensas «no puedo hacerlo» y preguntarte si realmente es cierto. Distanciarte de tus pensamientos te permitirá verlos como eso, como pensamientos, en lugar de verlos como hechos.
- Observa la oportunidad. Quizá en el atasco puedes aprovechar para practicar la respiración consciente o escuchar música que te encanta.
Por muy mal que te sientas, puedes respirar. Y mientras hay respiración, tiene lugar un milagro. Y ese milagro lo tienes delante de tus narices.
Te incluyo una charla TED en la que el speaker explica de forma sencilla y visual qué es y cómo funciona el mecanismo del estrés. Pincha aquí.